La neurociencia es la disciplina científica que se ocupa de estudiar el sistema nervioso y su estructura y desarrollo. También estudia cómo funciona el mecanismo biológico del conocimiento y la conducta.
En el estudio del cerebro hay tres grandes ramas: el estudio molecular, el estudio de la conducta y el conocimiento y el funcionamiento individual de las neuronas.
Los hallazgos que los científicos han hecho sobre cómo funciona el cerebro y las conexiones neuronales que se forman en cada proceso han propiciado un gran interés por la estrecha relación entre neurociencia y educación, una nueva disciplina en el campo de la educación conocido como neuroeducación.
Neurociencia para educadores
Pero, ¿qué es la neurociencia para el personal docente? En el ámbito educativo, las aplicaciones de la neurociencia están siendo muy útiles. Conocer cómo influye la neurobiología en el aprendizaje, contribuye a que los profesores puedan emplear metodologías de enseñanzas más eficaces desde un punto de vista científico.
Gracias a la neurociencia podemos saber cómo aprende el cerebro, cómo retiene los conocimientos y cómo los olvida.
¿Qué nos ha enseñado hasta ahora la neurociencia a los educadores?
El cerebro es un órgano plástico, se va adaptando continuamente a lo largo de nuestra vida. El cerebro es social, preparado para vivir en sociedad y para interactuar con otros cerebros. De hecho, se aprende más en sociedad.
El estrés no favorece el aprendizaje ya que este tiene un alto componente emocional. Nuestro estado de ánimo condiciona nuestra capacidad para adquirir conocimientos y comprenderlos.
En el aprendizaje influyen todos los sentidos. Los métodos educativos en los que se tienen en cuenta experiencias multisensoriales dan mejores resultados. Además, sabemos que la actividad física y el deporte también favorecen el aprendizaje. También es muy importante el arte y la música como estímulos positivos en la educación.
El cerebro tiene una capacidad ilimitada para aprender. Cuanto más lo ejercitemos y entrenemos más información será capaz de procesar. Es un órgano maleable que se va adaptando a cada etapa de nuestra vida y a nuestras necesidades.
Las condiciones de vida y el entorno social también influyen en el cerebro y en su capacidad para aprender. Llevar una vida saludable, con una buena alimentación o dormir bien: todo ello beneficia a nuestro cerebro.
También es muy importante el ambiente educativo y socioeconómico en el que nos rodeemos. Crecer en un entorno donde hay interés por la cultura y el aprendizaje es positivo, como también lo es el tener un mínimo de bienestar garantizado.
Se ha comprobado que un mal estado anímico (estrés, tristeza) provoca un peor funcionamiento de la corteza prefrontal del cerebro, que es la parte del cerebro responsable de la memoria de trabajo y de la adaptación cognitiva.
¿Qué pueden hacer los educadores para estimular el aprendizaje?
Con la neurociencia educativa el profesorado tiene unas herramientas a su alcance que debe utilizar:
- Intentar emocionar al alumnado para captar su interés.
- Utilizar las artes para estimular el cerebro de sus alumnos: artes plásticas, música, contenido audiovisual…
- Fomentar el trabajo cooperativo en la clase: aprendemos mejor juntos que en soledad.
- Realizar experiencias multisensoriales y en contacto con la naturaleza, pues favorecer el movimiento y la actividad física.
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