Grandes son las teorías y pensamientos económicos de todos los gurús que actualmente nos “invaden” con sus continuas aportaciones. Durante meses nos estuvieron inundando con las teorías de cómo sería esta crisis: si en “V”, si en “L”, o tal vez en “W”. Ahora ya no se escucha nada de este tema. Parece que todo el mundo tiene claro que la “L” parece ser la letra elegida.
También ahora es típico hablar de que al año que viene vamos a superar la crisis. La primera vez que escuché esas palabras fueron en el año 2008, en la cual la vicepresidenta nos decía que para el segundo semestre del susodicho empezaríamos a crecer.
Da igual el signo del partido político que gobierne. El mensaje es el mismo o parecido. Ante las malas noticias reales sólo queda apelar al futuro más inmediato para prometer ese maná, que nunca llega.
También me acuerdo de ese ministro que dijo que era totalmente imposible alcanzar la cifra de 4.000.000 de parados. Y vamos camino de 6 millones.
Y la gente dice en la calle: a ver si acaba esto.
En primer lugar, las crisis no se acaban unilateralmente. Se intenta ejercer proactivamente sobre ellas. Pero esto es más complicado de lo que parece.
Hay muchas preguntas y más respuestas.
¿Por qué en España la crisis es más persistente que en otros países?
Repasemos nuestro modelo económico.
Se podría decir que en un país existen básicamente tres sectores de producción: el primario, el secundario y el terciario.
A principios de los 80 el sector primario, agricultura, ganadería y pesca, de España no era excesivamente productivo, entre otras cosas por la dimensión propia de nuestra tierra. No existían grandes extensiones como puede ocurrir en EEUU, y por tanto la productividad no era alta. Además, al entrar en el Mercado Común, nuestra competencia con Francia y otros países con una agricultura más moderna, y más cara en costes, hizo que se desmantelara rápidamente. Por tanto el sector primario quedó reducido a la mínima expresión.
Si hablamos del sector secundario o industrial, hubo un movimiento reformista en los 80 que consistía en vender nuestras empresas más rentables a grandes multinacionales. El negocio era sencillo: la empresa que durante decenas de años había pertenecido a un negocio familiar, se vendía a una multinacional por varios cientos de millones de pesetas (de las de entonces). Además esto se veía como un éxito por parte del sector político. Sin ir más lejos, no hace mucho escuché por la radio como el artífice de la venta de SEAT se vanagloriaba por haber vendido el 100% de la compañía a los alemanes, cuando estos se contentaban entonces con obtener el 20%. ¡Increíble!
Y entonces sólo nos queda el sector terciario o servicios. Gran frase la de España es “un país de camareros”.
Utilizando el sentido común, si tuviera que aconsejar a organizar un país desde cero tal vez haría lo siguiente:
1.- Al menos tener vacas y cereales. Un dirigente de un país que se precie no puede permitir que se pueda pasar penurias alimenticias. Y al menos se debería tener ese recurso asegurado.
2.- Tendría una industria eficiente y competitiva. Cuando hablo de eficiente puede significar muchas cosas, pero competitiva sólo significa una. Los costes salariales de las empresas deben ser inferiores a los de mi competencia. Si una industria es intensiva en mano de obra significa que los costes más importantes son los salariales. Si esos costes no son competitivos en el mercado, no tendré trabajo. Y es el sector industrial el que aporta mano de obra de manera intensiva. Si hay industria no hay paro.
3.- Y el sector servicios debe ser un sector vitalizador de los otros dos sectores. Nunca puede ser este el sector que impulse la economía pues es un sector engrase, es decir sirve para complementar a los otros dos.
Es decir, la crisis no va acabar como lo hace una tormenta. La terminaremos nosotros realizando una transformación a toda nuestra economía. Un reajuste duro, en el que vamos a necesitar varios años. Debemos de ajustar nuestros costes salariales, favorecer la implementación de la industria, reajustar el sector público, ofrecer una variedad de servicios de ocio al turismo, potenciar el sector de la construcción , aunque parezca una vuelta al pasado.
No olvidemos que los países que sufrieron una gran crisis acabaron especializados en el producto que desembocó ese movimiento.
Post publicado por: Jesús Escuer
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