En el mundo actual donde compramos, usamos, tiramos y volvemos a comprar, la sostenibilidad del planeta está en entredicho. La población, gobiernos y empresas empiezan a darse cuenta de ello, siendo conscientes de que debemos tomar cartas en el asunto y empezar a aplicar medidas para mejorar el medio ambiente.
Uno de los asuntos que más preocupa es la obsolescencia programada de artículos tecnológicos, especialmente los electrodomésticos. A continuación, veremos qué se entiende por obsolescencia programada, cuáles son sus consecuencias negativas y qué medidas se están tomando para evitarla a nivel europeo.
Qué es la obsolescencia programada
Como obsolescencia programada se entiende la limitación del tiempo de vida de un producto, realizada de forma consciente por parte del fabricante. Esta limitación se hace principalmente por motivos comerciales, para obligar al usuario a cambiar de dispositivo cada cierto tiempo (al quedar desfasado, averiado, sin posibilidad de expansión, etc.).
Consecuencias de la obsolescencia programada
La obsolescencia programada en electrodomésticos y otros dispositivos tiene muchas repercusiones negativas, sobre todo en el medio ambiente. Sus principales consecuencias negativas son:
- El continuo cambio de dispositivos provoca la acumulación de chatarra o residuos (que además, en la mayor parte de los casos no son correctamente procesados). En países del tercer mundo, que reciben muchos de esos productos obsoletos, empiezan a acumular grandes cantidades de chatarra inservible.
- Genera un gasto económico, ya que hay que comprar nuevos productos más a menudo, fomentando el consumo.
- La producción se ve aumentada, por lo tanto, se consume mucha más materia prima (alguna de ella muy escasa, como es el caso del mineral Coltán, que se utiliza para dispositivos móviles y electrónicos). Pueden generarse conflictos entre países por el acceso a esas materias primas necesarias para la fabricación.
Qué medidas se llevarán a cabo para luchar contra la obsolescencia programada
La Unión Europea está dispuesta a controlar la obsolescencia programada y por eso ha desarrollado un programa que entraría en vigor en 2021 y que recoge una serie de medidas que tendrán que cumplir todos los productos que se vendan dentro del territorio de la comunidad europea. Entre esas medidas contra la obsolescencia programada destacan:
- Los fabricantes deben desarrollar sus productos de tal modo que permitan una reparación sencilla, tanto en la propia casa de la marca o en talleres de reparación.
- Las piezas necesarias para reparar un producto deben estar disponibles al menos durante 10 años, contando desde su fecha de adquisición.
- Cada aparato deberá contar con una etiqueta donde se especifique si su reparación es sencilla.
- Las baterías de cualquier dispositivo tendrán que ser fácilmente extraíbles pudiéndose sustituir sin dificultad.
Países como España y Francia están impulsando este tipo de programas que permiten legislar muchas acciones de las empresas, para así conseguir que no dañen el medio ambiente.
El calentamiento global, la contaminación de los océanos, el exceso de chatarra, las emisiones de gases contaminantes, etc., el número de factores que dañan el medioambiente es amplio. Se están empezando a tomar medidas contra todos ellos, como es el caso de la lucha contra la obsolescencia programada, que permitiría un consumo menor de materias primas, disminuir los desperdicios generados y permitir un ahorro económico.
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