Sabemos que la reflexión y refracción de las ondas de radio en la atmósfera depende en términos generales del ángulo incidente, de acuerdo a la ley de Snell, la longitud de onda y la ionización de los átomos de la ionosfera, consecuencia del bombardeo de rayos gamma y rayos X, altamente energéticos, procedentes principalmente del sol.
Si las condiciones de ionización cambiarán radicalmente afectando a la capa F2 de la ionosfera, se verían afectadas gravemente las comunicaciones de radio, pudiendo quedar fuera de servicio las comunicaciones satélite y sistemas GPS.
El sol cíclicamente sufre tormentas solares, en las cuales se producen erupciones como una llamarada solar denominada eyección de masa coronal (CME). Estas llamaradas solares varían la ionización de la capa F2 de la ionosfera, pudiendo afectar a las comunicaciones mundiales. Desde el año 2012 el sol ha entrado en un ciclo de elevadas tormentas solares, teniendo lugar el pasado 12 de julio de 2012 una de las más importantes.
Con objeto de identificar la frecuencia con que estas llamaradas se han producido en el pasado y su incidencia en la ionosfera, los científicos han buscado pruebas de estos fenómenos en la tierra.
Cuando las partículas espaciales llegan a la ionosfera, colisionan y reaccionan con las partículas de esta capa, creando nuevas partículas como el carbono-14. Este es absorbido por la biosfera y posteriormente los árboles lo capturan durante la fotosíntesis, quedando una huella en sus anillos de crecimiento. Analizando estos anillos podemos determinar el nivel de carbono-14 en un determinado año.
Siguiendo este razonamiento, científicos de la Universidad de Nagoya encontraron en árboles de Japón un nivel inusualmente alto de carbono-14 en cedros milenarios. Los anillos se correspondían a los años 774 y 775 de nuestra era.
Científicos de la Universidad de Queen, en Belfast, siguiendo la misma búsqueda también encontraron niveles inusualmente altos en anillos correspondientes al año 770 aproximadamente.
Las variaciones anuales de carbono-14 en los anillos de los árboles son aproximadamente del 0,05%. En los anillos de los cedros japoneses se encontró una variación del 1,2% en los años 774 y 775. Esta diferencia en la variación se corresponde a un incremento masivo del carbono-14 que solo puede ser explicado por grandes reacciones en la ionosfera, producidas por el bombardeo de partículas.
Si hoy se produjeran estas mismas variaciones, como hace 1.237 años, la comunicación satélite y sistemas GPS quedarían inutilizados.
Post publicado por: Jorge García
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