Recientemente un equipo de científicos de la Universidad Carnegie Mellon en Pittsburgh, Pensilvania, ha llevado a cabo un estudio sorprendente. Y no menos sorprendentes son sus conclusiones. Trabajaron con más de 400 adultos a los que el equipo investigador hizo rellenar un cuestionario.
Posteriormente mantuvieron contacto con todos ellos durante los siguientes 14 días, analizando cada uno de los conflictos y discusiones que confesaron que sufrían a diario. Tras esto, sometieron a todos ellos a la exposición intencionada de un virus de resfriado común. Los sujetos que sentían mayor apoyo social por parte de familia o amigos y que informaron de una mayor cantidad de abrazos dados y recibidos a diario fueron los que menos propensos se mostraron al contagio.
Apoyando esta tesis, la revista Psychological Science afirma en uno de sus artículos que un individuo con alto apoyo social está más protegido ante el estrés, ansiedad o depresión, lo cual se traduce en un menor grado de vulnerabilidad ante posibles infecciones. La explicación científica de este hecho reside en que al abrazar, sufrimos un incremento de oxitocina (también conocida como hormona del amor) y de serotonina y una disminución de la presión arterial y del ritmo cardiaco y esto produce una mejoría en nuestra salud.
El abrazo es una de las formas más naturales de las que dispone un ser humano para mostrar afecto. Hay estudios científicos realizados en la Universidad de Duke que muestran que si un bebé no recibe contacto físico, una de las consecuencias que se deriva de ello es la muerte de millones de neuronas de su pequeño cerebro. Además, su cerebro es un 20% más pequeño que el de un bebé que sí recibe abrazos y muestras de cariño. Este mismo estudio ha permitido concluir que los niños que no reciben muestras físicas de afecto tienen una mayor propensión a no generar los niveles necesarios de la hormona del crecimiento, siendo más probable que lleguen a padecer la enfermedad de enanismo psicosocial.
Continuando con investigaciones serias, el instituto Kensey de la Universidad de Indiana concluyó que los varones que besan y abrazan con frecuencia a sus parejas eran tres veces más felices que el resto. La Universidad de Ohio dedujo de otro de sus estudios que el contacto físico y los abrazos cobran mayor importancia conforme las personas van aumentando de edad. Parece ser que cuanto mayor somos y mayor fragilidad tiene nuestra salud, más importante es el contacto físico y los abrazos para mantenernos sanos y con bienestar. También la Universidad de Emory, Atlanta, propone que como medida de futuro deseable el que se abrace constantemente a las generaciones futuras.
Abrazar suele representar para la mayoría de nosotros una forma de mostrar apoyo, felicidad, cercanía y afecto hacia el abrazado. Pero además, un abrazo proporciona:
- Un aumento de nuestra confianza y seguridad
- Una reducción de nuestros enfados y sentimientos apáticos
- Mayor felicidad y mejor estado de ánimo
- Aumento de producción de glóbulos blancos, traduciéndose en un fortalecimiento de nuestro sistema inmunológico
- Incremento de nuestra autoestima
- Relajación en nuestros músculos
- Un equilibrio del sistema nervioso, fruto de esa liberación de tensión en nuestro cuerpo
- Disminución de la presión arterial
- Reducción en los riesgos de llegar a padecer demencia senil
- Rejuvenecimiento general de nuestro cuerpo, ya que el contacto físico mejora el nivel de oxígeno en la sangre
Algunos psicoterapeutas aseguran que un humano necesita cuatro abrazos al día para poder sobrevivir, ocho abrazos como mantenimiento y 12 para poder experimentar un crecimiento personal.
La invitación está clara. Por si acaso todo esto es verdad y funciona, ¿estaríamos dispuestos a dar más abrazos? Ayudamos y nos ayuda. Por mi parte, cuenta con uno siempre que lo necesites.
Especialista en optimización y control industrial. Profesor del área de Mantenimiento y Producción en SEAS, Estudios Superiores Abiertos, centro de formación online del Grupo San Valero.
Mercedes
25 febrero, 2015 at 3:24 pmExcelente exposición acerca de lo necesario que resulta un simple gesto, la sensación tan óptima como describes, aunque alguna vez es incluso de que te falta el aire “estrujar”, sólo hay que ver la cara de las personas cuando reciben un abrazo, de tranquilidad y bienestar.
Apoyo la necesidad del contacto físico, como es el abrazo, para mejorar nuestra calidad de vida. Ánimo y no sientas vergüenza…