Se entiende por Logística verde o Green Logistics “los esfuerzos para medir y minimizar el impacto ambiental de la actividad logística” (International Review of Applied Engineering Research). El adjetivo ‘verde’ engloba acepciones y cuestiones interrelacionadas entre sí, como la ecología, la sostenibilidad, la responsabilidad corporativa, etc., todas ellas, incluso en estos momentos de crisis, de actualidad en la gestión de empresas contemporánea.
Las empresas eligen “volverse verdes” porque finalmente les supone una ventaja competitiva y un mejor posicionamiento en el mercado gracias a una mejor percepción por parte de sus clientes. Green Logistics integra: respeto ambiental, sensibilidad social y funcionalidad económica, y pretende crear un valor de empresa sostenible, balanceando las eficiencias económica y medioambiental.
Para cualquier empresa, independientemente del sector, estos son los cuatro puntos principalmente a tratar si decide emprender un giro hacia una logística verde:
- Uso de materia prima.
- Transporte verde.
- Reciclado de desechos.
- Uso de almacenes verdes.
Destaca entre estos aspectos el segundo punto, un transporte ecológico que principalmente se entiende como la reducción de la congestión del tráfico, especialmente en las zonas urbanas, lo que lleva a grandes beneficios para el medioambiente con la reducción de la contaminación (aterroriza ver las imágenes de los noticiarios de Pekín e, incluso, Madrid, un día cualquiera), pero sobre todo para la empresa en el ahorro de costes de transporte.
El reciclado es el segundo aspecto más importante para una empresa con logística verde, ya que debe trabajar en el procesamiento de todos los productos que considere obsoletos o que ya no le sirven para su producción o venta. Por supuesto, la posibilidad de recuperación de un producto u otro no es igual, y los costes derivados tampoco, pero es un punto importante a la hora de que una empresa reduzca su emisión de CO2, por lo que es imprescindible trabajar en ello para conseguir una logística verde.
Esta reflexión es perfectamente extrapolable al resto de procesos que componen la cadena logística: almacenaje, gestión de inventarios, manejo de materiales, etc. El coste de estas actividades, tradicionalmente definido en términos pura y exclusivamente monetarios, se amplía pues en nuestros días a otros costes externos de logística, asociados con el cambio climático, la contaminación atmosférica, el ruido, la vibración, los accidentes, etc.
Por citar un par de ejemplos representativos, IKEA ha eliminado los palets de madera de toda la cadena de suministro, sustituyéndolos por paletas de papel/cartón, y las soluciones de DHL Global Forwarding permiten contabilizar y gestionar sus emisiones de CO2, con la presentación de informes de huella de carbono sin parangón en su sector.
Se esperable que paulatinamente, y gracias al efecto “tractor” de estas grandes empresas, este modelo de gestión se generalice y todos lo agradezcamos.
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