La creación de un producto es una tarea que se puede emprender desde cero (con los tradicionales procesos de ingeniería) o en dirección opuesta (mediante la ingeniería inversa). Hoy vamos a ver qué es y cómo hacer ingeniería inversa, así como las aplicaciones y ventajas de valerse de otros diseños terminados para desarrollar un producto nuevo.
Qué es la ingeniería inversa
La ingeniería inversa (también llamada retroingeniería) es una metodología que se emplea para construir una réplica (exacta o con modificaciones) de un producto ya terminado: su peculiaridad reside en la observación del diseño, funcionamiento y componentes de dicho producto, con la intención de construirlo a partir de los datos extraídos.
Esto significa que, en lugar de partir desde los datos técnicos para crear el producto desde el principio, se averigua todo lo posible del producto terminado para inferir sus pasos de construcción. Siempre se parte de la premisa de validez que tienen las etapas y materiales empleados para elaborar el producto que sirve de modelo: por lo tanto, y al ser considerados legítimos y legales, se podrían replicar para llegar al mismo resultado o a uno similar.
El origen de la ingeniería inversa lo encontramos en la Revolución Industrial, donde los inventores no podían quedarse atrás con respecto a las creaciones de otros: por lo tanto, comenzaron a estudiar sus diseños para copiarlos. Esto supuso, en gran medida, la creación de leyes que protegieran la propiedad intelectual (copyright, patentes, etc.).
Aplicaciones de la ingeniería inversa: ¿para qué sirve?
Aunque cualquier producto es susceptible de ser replicado o mejorado a través de procesos de retroingeniería, los campos donde más se emplea la ingeniería inversa son en la electrónica y la informática.
En el campo de los dispositivos electrónicos, es muy común encontrar empresas que estudian los diseños de sus competidores y tratan de mejorarlos: es el caso de Apple y Samsung, que compiten por la supremacía del mercado de las tabletas y los smartphones.
La ingeniería inversa también se aplica en bases de datos, con la intención de reconstruir información perdida o inexistente o servir de eje para una migración de datos. También se utiliza para diseñar interfaces entre aplicaciones de desarrolladores distintos.
Ventajas de la ingeniería inversa
Ahorro de costes
Cuando un producto se diseña a partir de otro, es posible reutilizar gran parte del conocimiento sobre piezas, arquitectura y principios de funcionamiento; esto se debe a que otros ya lo han conseguido previamente, y han marcado el camino a seguir.
Facilidad de los avances
Si se sabe todo sobre un producto, se disponen de las bases para implementar mejoras en algún aspecto. Tales mejoras dan como resultado un avance tecnológico más rápido.
Incremento de la competitividad
Quien consiga aplicar ingeniería inversa con éxito y mejorar el producto original, tomará una importante ventaja competitiva en el mercado con respecto al creador original del diseño.
Aplicar ingeniería inversa supone profundizar en el estudio del funcionamiento de algún producto terminado, hasta llegar a un punto de entendimiento que permita que este pueda ser replicado o mejorado. Aplicándola en conformidad con los requisitos legales sobre propiedad intelectual, es una vía muy empleada por empresas que compiten entre sí.
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