Aunque algunos siguen negándolo, el cambio climático es una realidad. Un cambio climático motivado por nuestra actividad, la actividad humana, que ha incrementado enormemente la concentración de CO2 y metano a partir de la combustión de combustibles fósiles, fugas en cadenas logísticas de gas, actividades ganaderas o destrucción de espacios naturales, entre muchos otros. El cambio climático es real y cada vez tendrá consecuencias más desastrosas, desde fenómenos meteorológicos más violentos como sequías, desaparición de especies animales y vegetales, incendios o desbordamientos de ríos. Aunque los expertos aseguran que a estas alturas no podemos evitarlo, sí hay maneras de retrasar o minimizar todas las consecuencias negativas de este cambio climático.
La sostenibilidad es quizá la asignatura más importante para nuestra sociedad. Una sostenibilidad que no afecta únicamente a lo que hagamos en casa, si reciclamos o no o si compramos productos sostenibles. También afecta a las actividades económicas, al mundo laboral. Es necesario apostar por medidas sostenibles que afecten al transporte de mercancía, a las emisiones en fábricas y a sectores relacionados con el papel, como el de la impresión. Es el momento de la impresión ecológica, de la apuesta por energías verdes y de concienciarnos no sólo como individuos, también como sociedad.
Cambio de vida: apostando por la sostenibilidad
Quizá el mayor problema que tenemos como sociedad sea pensar que nuestro entorno, la energía, el agua y los alimentos están ahí para nosotros, para que podamos usarlos a nuestro antojo. Es cierto que en parte sí, pero esto no debería ser un “todo vale”.
La insostenibilidad está muy relacionada con nuestro estilo de vida y con el consumo que hacemos de los recursos del planeta. La sostenibilidad, por su parte, consiste en satisfacer todas nuestras necesidades sin comprometer por ello las necesidades de las generaciones que están por venir. Esta sostenibilidad busca el equilibrio entre el crecimiento de nuestra economía, el respeto al medioambiente y también el bienestar social.
Observando los datos relacionados con el cambio climático, es evidente que como sociedad debemos pasar por un cambio en nuestros hábitos. Por ejemplo, los plásticos son un problema realmente importante en los océanos. La sostenibilidad se consigue con muchas acciones, como por ejemplo apostando por envases y productos hechos con materiales biodegradables.
Un sinfín de opciones para ayudar al planeta
Como comentábamos, hay suficientes datos como para saber que aunque las emisiones de gases de efecto invernadero se redujeran de forma radical, el calentamiento global superaría los 1,5 grados en un futuro muy cercano. Las consecuencias son realmente desastrosas, desde el deshielo de glaciares, incendios más destructivos, sequías etc. ¿Significa esto que no podemos hacer ya nada? No, significa que tenemos que trabajar de forma más dura.
Como individuos, tenemos la obligación de intentar cambiar nuestros hábitos de vida para dirigirnos a otros mucho más sostenibles, pero también las empresas juegan un papel importantísimo. Es más, en esto de la sostenibilidad ambiental, las empresas y modelos de negocio quizá tengan más importancia que lo que nosotros podamos hacer a nivel individual.
Muchas son las grandes empresas que apuestan ya por infraestructuras sostenbiles y que se encargan de reducir las emisiones. Apostar por energías renovables, por flotas de transportes eléctricos o incluso instaurar la agricultura regenerativa en la industria alimenticia son buenas prácticas.
Otro ejemplo realmente bueno es el de la impresión ecológica. Si lo pensamos, en cualquier circunstancia, laboral, escolar e incluso en nuestro ocio, tenemos contacto con material impreso. Es uno de esos sectores que están presentes aunque no lo notemos. Por este motivo, apostar por una impresión ecológica podría ayudar muchísimo a reducir o minimizar las consecuencias del cambio climático.
Un ejemplo de buenas prácticas
Si tomamos como ejemplo la impresión ecológica, podemos ver de qué maneras es posible cambiar un poco los modelos de negocio para hacerlos más sostenibles.
Por ejemplo, en una impresión ecológica se da prioridad al proceso de impresión colectiva. Se agrupan varios pedidos de clientes distintos en un mismo pliego para poder imprimirlos conjuntamente. Esto, comparado con los modos de producción convencionales, reduce enormemente el desperdicio de papel.
En este sector, cuando se apuesta por una impresión más sostenible, se deja a un lado productos como el alcohol o se reduce hasta mínimo. Se utilizan paños que pueden ahorrar hasta un 70% de detergentes y se reducen al mínimo todas aquellas impurezas que se generan en el proceso de impresión.
Hay que tener en cuenta que en la impresión uno de los recursos más importantes es el papel. También hay que tener en cuenta que los bosques, de donde sale ese papel, es la base de la vida en este planeta. Por tanto, la sostenibilidad también pasa por apostar por forestación sostenible en estos procesos de impresión.
Como vemos, es posible adecuar actividades económicas adaptando rutinas más sostenibles. Un reto que tenemos como sociedad y que tiene como resultado una mejora en el medioambiente a nivel global.
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