El pasado mes de abril, salía a la luz una norma que abría las puertas a un futuro energético esperanzador. Este real decreto, publicado en el BOE, impulsaba el autoconsumo de electricidad en el país. Gracias a esta medida, se ha puesto freno oficialmente al denominado “impuesto al sol”, además de que ha supuesto un escudo contra la pobreza energética, una reducción de los costos de los edificios y un paliativo para la constante aceleración del cambio climático.
Situación actual del autoconsumo colectivo
Entre los años 2015 y 2018, existió en España un impuesto al sol que representó un varapalo para las energías renovables, además de que causó un gran coste burocrático y un gasto doble para los consumidores. Este impuesto fue muy criticado por la sociedad, especialmente por los defensores de las renovables, por lo que rápidamente fue erradicado tras el cambio de gobierno. Su derogación dio paso a nuevas opciones de abastecimiento, como la del autoconsumo colectivo.
Para que entendamos qué es autoconsumo colectivo, primero tenemos que aclarar que el autoconsumo es la facultad de generar y consumir energía sin necesidad de terceros, como empresas energéticas. Por otra parte, según el Real Decreto 244/2019 —en el que se regulan las condiciones técnicas, administrativas y económicas de este autoconsumo—, se dice que un individuo está asociado a un autoconsumo colectivo cuando este pertenece a un grupo de consumidores que se abastecen, mediante acuerdo, de energía eléctrica proveniente de instalaciones de producción próximas. Estas, además, tienen que estar asociadas a ellos. Es decir, estaríamos hablando de una instalación, generalmente fotovoltaica, compartida entre varios usuarios.
Con este Real Decreto se han sentado las bases, por vez primera, de la figura del autoconsumidor colectivo, el cual tiene su máxima representación en las comunidades de propietarios o vecinos. Gracias a esta norma, también se redujeron considerablemente los trámites para la instalación de placas solares, además de que se estableció un mecanismo de compensación de la energía autoproducida que no se llega a consumir. Esto significa que si producimos un exceso de energía en nuestra comunidad, podemos devolver este excedente a la red y recibir un descuento en la próxima factura de la luz.
Por último tenemos que señalar que otro de los objetivos de la regulación del autoconsumo de energía es reducir el número de familias en situación de pobreza energética, un grave problema que ha venido arrastrando la agenda política.
Futuro del autoconsumo, un paliativo contra el cambio climático
La ley actual se ha hecho eco de la demanda de la ciudadanía que pide tener un modelo energético sostenible. Por otra parte, tenemos que decir que en un país con tantas horas de sol, era lógico que la energía solar tuviera un papel destacado.
Mediante el fomento del autoconsumo, se estima que el ahorro energético se concentre en torno a un 50% de la factura mensual. Esto significa que, aunque los costes de instalación nos parezcan caros, recuperaríamos en poco tiempo la cantidad invertida en un panel solar.
Como vemos, son muchas las ventajas a nivel individual. Pero no tenemos que olvidarnos de uno de los factores más importantes: el medioambiente. La energía solar es una de las energías renovables más abundantes, limpias e inagotables que existen. Gracias a ella, podemos reducir notablemente nuestra emisión de gases de efecto invernadero. Además, la generación de energía solar no produce ningún otro tipo de contaminación, a diferencia de otras industrias que sí la generan, como es el caso de las plantas que provocan contaminación acústica.
En definitiva, existen grandes beneficios del autoconsumo colectivo de energía solar. Por ello, se espera que este modelo tenga un gran futuro, especialmente en las comunidades de vecinos.
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