La Universidad a Distancia (en inglés, Open University) ha sido la mayor innovación social en el Reino Unido desde la Segunda Guerra Mundial. Fundada en 1969, actualmente son millones los alumnos que estudian en universidades a distancia de todo el mundo, universidades creadas y desarrolladas a partir del modelo británico.
En los años sesenta se vio la oportunidad de sacar partido a la omnipresencia de la TV, así como a los avances en la grabación de vídeo, a fin de crear una nueva ruta para acceder a una formación para adultos. Se promovieron numerosas innovaciones, tales como el desarrollo curricular basado en equipos, cursos de verano…
Desde aquellos días se han producido numerosos avances tecnológicos en los campos del e-learning y del m-learning (Aprendizaje Electrónico Móvil). Sin embargo, existe una diferencia importante: la mayor parte de estos avances se han producido dentro de instituciones ya existentes.
En concreto, el crecimiento del Aprendizaje Electrónico en Red desde los años 90 ha tenido lugar principalmente en el seno de colegios, universidades y centros de enseñanza superior en general.
Las tecnologías digitales lo tuvieron difícil para penetrar en los hogares a principios de los 90. Sin embargo, en la actualidad estamos en un punto en el que la introducción de las nuevas tecnologías en el hogar está a un nivel similar al de la televisión en los años 60 o el vídeo en los 70: extremadamente alto.
Tenemos toda una nueva generación de dispositivos (teléfonos móviles, tablets, e-readers…) que, combinados con las nuevas tecnologías de banda ancha, abren todo un mundo de posibilidades de aprendizaje. De modo que, si apelamos al espíritu imaginativo e innovador de esos pioneros de los sesenta y lo unimos a las posibilidades tecnológicas actuales, ¿hasta dónde podríamos llegar?
A mi parecer, habría dos puntos principales en los que centrarse para una nueva forma de organizar la enseñanza superior. En primer lugar, el desarrollo profesional continuo y aprendizaje constante orientado a adultos; en segundo lugar, la mejora de transferencias entre la base investigadora del país y la economía empresarial.
De modo que el reto es el siguiente: Dados los avances de las tecnologías en el hogar y en el lugar de trabajo que se han dado en la última década y los que vendrán, ¿de qué forma podríamos construir un nuevo acceso a la Enseñanza Superior que redujera costes, mejorara la calidad de la enseñanza y protegiera tanto las asignaturas de humanidades como las de ciencias? ¿Son las instituciones existentes las más indicadas para estas mejoras o debemos buscar una nueva serie de acuerdos institucionales?
La Enseñanza Superior va más allá de la asignatura objeto de estudio. El desarrollo social y personal del alumno es el núcleo de los valores de la civilización en sí mismo, así como de la competitividad económica. El Aprendizaje Electrónico, ya sea e-learning o m-learning, está asociado a los métodos de enseñanza tradicionales, no enfrentado a ellos.
Resolver estos retos supondría un magnífico regalo para el siglo XXI, igual que la Enseñanza a Distancia lo fue para el siglo XX. ¡Vamos a ello!
Post publicado por: David Esteban
Licenciado en Filología Inglesa. Master en Traducción e Interpretación Inglesa. Máster en Marketing y Comunicación. Profesor en el área de idiomas en SEAS. Coordinador de los cursos del área de marketing digital, recursos humanos y protocolo. Puedes visitar su perfil en LinkedIn.