Ventajas del aprendizaje activo

El aprendizaje activo ha ido ganando terreno en los últimos años como metodología de enseñanza para todas las edades. Sus numerosas ventajas lo hacen atractivo tanto para el profesorado como para los alumnos.

Las nuevas tecnologías y el fácil acceso a la información han impulsado el cambio de la enseñanza magistral a otra más activa. En el aprendizaje activo, por tanto, el aprendiz se convierte en el agente principal del aprendizaje.

Qué es el aprendizaje activo

El aprendizaje activo es una metodología de enseñanza en la que el aprendiz ocupa el papel principal en su proceso de adquisición de conocimientos. Pasa de ser un mero espectador a participar de forma activa en su aprendizaje.

El profesorado se convierte así en un orientador que guiará nuestro proceso de aprendizaje, facilitando las herramientas necesarias para ello. Demandará de nosotros tareas prácticas que nos inciten a trabajar de forma activa el conocimiento. Haciéndonos así protagonistas de nuestro aprendizaje.

Los estudios en psicología de la educación señalan este método de aprendizaje como más eficaz que los métodos más tradicionales. Leer la materia, memorizarla y “vomitarla” ante los exámenes convierten al alumnado en un agente pasivo. Sin embargo, el aprendizaje activo exige un pensamiento crítico, se pide al alumno que analice la información, que la manipule y la trabaje.

Ventajas y beneficios del aprendizaje activo

En comparación a otros tipos de metodologías educativas, como la tradicional ponencia, los expertos en educación señalan las ventajas a la hora de aplicar el aprendizaje activo.

A grandes rasgos, se incide en que el alumnado se convierte en el protagonista de su aprendizaje. Porque tras leer y escuchar la lección, debe trabajar los nuevos conceptos a través de ejercicios prácticos. Como, por ejemplo, elaboración de mapas conceptuales o análisis de casos e investigación de casos, entre otros.

Específicamente, esta metodología activa participativa tiene los siguientes beneficios:

Mejora la comprensión

La metodología tradicional se centraba en la memorización de datos. Sin embargo, a través del aprendizaje activo se favorece la relación y el análisis de ideas. Ya que al trabajar a un nivel cognitivo más elevado, se logra una comprensión más profunda en la materia.

Aumento de la motivación

Al contrario que las clases magistrales, en las que nuestro papel como aprendices consistía en escuchar una ponencia o leer materiales, en el aprendizaje activo se nos incita a actuar.

Leeremos información, pero también la trabajaremos a través de ejercicios, casos prácticos y debates. Esto promueve una actitud positiva frente al aprendizaje. Lo que se traduce en una mayor motivación hacia la tarea.

Participación en el aprendizaje

Como ya se ha ido señalando, a través del aprendizaje activo el alumnado participa en el proceso de enseñanza. Una vez lee o escucha la lección, este comienza a trabajar de forma práctica los conceptos.

De esta manera, el profesor facilita la transmisión de conocimiento, pero el aprendiz trabaja y manipula ese conocimiento, participando de forma activa durante su aprendizaje.

En resumidas cuentas, el aprendizaje activo favorece la adquisición y comprensión de conocimientos en el alumnado, porque a través de métodos prácticos (como análisis de casos, exposiciones orales o elaboración de mapas conceptuales) el estudiante construye su propio aprendizaje. De esta forma, el profesor se convierte en un guía u orientador, y deja de ser la tradicional fuente unidireccional de conocimiento que es en otros métodos educativos.

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