Teresa Lesiuk, investigadora del programa de musicoterapia de la Universidad de Miami (EEUU) afirma que un sonido “melodioso” hace que nuestro cerebro segregue dopamina, la hormona de la felicidad, lo cual nos provoca mejora de nuestro estado de ánimo, además de un aumento de autoestima, sentido del humor y creatividad.
La música, la mejor opción para motivarnos
Ya sabemos que uno de los principales objetivos de las empresas es conseguir que sus trabajadores sean más productivos. Por ello enfocan grandes esfuerzos en la búsqueda de herramientas y métodos que permitan agilizar el trabajo y eleve el grado de motivación de sus empleados. Y no cabe duda que la música puede ser una de las opciones motivadoras más eficaces y a su vez más económicas que pueden poner en marcha. Una publicación de la compañía británica Mindlab International ha demostrado que nueve de cada diez trabajadores han mejorado su cuota de productividad trabajando con música.
Según un estudio del Instituto Politécnico de Rensselaer en Estados Unidos, la música clásica e instrumental es una gran opción a tener en cuenta. El que esta música no tenga “letra” ayuda a la concentración y demostraron que con 15 o 20 minutos de escucha, nuestro cerebro está en óptimas condiciones para realizar una actividad compleja. También entre sus conclusiones, si esa música contiene además sonidos de la naturaleza, esto provoca que nos sintamos mucho más en paz y que nos concentremos todavía mejor.
¿Qué música debemos escuchar en función de la actividad que desarrollemos en nuestro trabajo?
Para actividades dentro del ámbito de la construcción, mecánica o carpintería se recomienda escuchar rock clásico, hard rock e incluso heavy metal. Además, con un volumen elevado para que nuestra energía no disminuya.
En caso de actividades comerciales interactuando con clientes (tiendas de ropa y otros locales comerciales), se recomiendan ritmos amenos con un volumen discretos para evitar distracciones.
Para personas que trabajan al volante (taxista, conductores de autobús, etc.) lo ideal es el pop, ya que posibilita una mente activa y estar alerta a lo que ocurre a nuestro alrededor, siempre que no esté a un volumen muy elevado.
En gimnasios y centros deportivos puede venir bien el que el ritmo facilite mantener un número de pulsaciones elevado. Por ello, podría ser interesante poner música ambiental con estilos hip hop, punk rock o similar.
En trabajos de oficina, donde se pasa mucho tiempo ante el ordenador, la recomendación suele ser que se escuche música clásica, tecno o clásicos de jazz, ser posible sin letra.
Para actividades que requieran creatividad y, artísticas en general, la música también puede ayudar para aumentar la productividad. La música clásica, barroca y la ambiental, pueden ser una estupenda opción ya que ayudan a estimular los sentidos y la creatividad.
Como conclusión, parece que la música puede ser una herramienta que, bien gestionada, puede aumentar la eficacia de los empleados, su estado mental y su estado emocional.
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Especialista en optimización y control industrial. Profesor del área de Mantenimiento y Producción en SEAS, Estudios Superiores Abiertos, centro de formación online del Grupo San Valero.