Es la pregunta que circula por los ambientes industriales de Estados Unidos, desde que algunas compañías están usando sensores con el objetivo de medir en sus trabajadores los niveles de productividad. Estas empresas insisten en que los datos medidos se registran de forma anónima con respecto a los trabajadores observados. Y surge la pregunta: ¿es legal y es ético utilizar el desarrollo tecnológico de esta manera? ¿Se puede ir más allá del registro de entradas y salidas del trabajo?
La empresa Sociometric Solutions, con sede en Boston, es una de las empresas que ha desarrollado esta tecnología destinada a mejorar la productividad de los trabajadores. Venden la idea de que cualquier método que posibilite que una organización se diferencie del resto en cuanto a organización y aumente los beneficios, es imprescindible para sobrevivir en nuestros días.
Y así lo han creído algunas empresas, clientes suyos, como Bank of America, Steelcase, Cubist Pharmaceuticals y potencialmente General Motors que parece que se lo está pensando.
Estos sensores se instalan en las tarjetas de los trabajadores. Además del sensor, se instala también un micrófono. Mediante este micrófono se registra tono, volumen y velocidad de conversación, sin que quede grabado el contenido de dicha conversación. En la tarjeta también se instala un detector de infrarrojos que posibilita detectar cuántas personas participan en la conversación. Se pretende que, gracias a la información de estos “indicadores personales”, se va a contribuir en gran manera a la medición y análisis de todo lo que pueda ocurrir en la empresa: número de interrupciones tienen los empleados durante la jornada, efectividad de programas relacionados con la diversidad o inclusión, etc.
¿Y qué resultados se han obtenido hasta el momento?
La multinacional Bank of America afirma que ha conseguido aumentar un 10% de productividad en sus centros de recogida de llamadas. Se ha publicado que gracias a aplicación de esta tecnología sus empleados son más productivos si llevan a cabo descansos en grupo donde hablando entre ellos, logran favorecer que su creatividad y efectividad en la resolución de problemas de trabajo. Empresas como Google, Yahoo! o Best Buy se reafirman con resultados similares.
No todo es positivo. En 2016 la instalación de esos dispositivos en las mesas de trabajo de la redacción del periódico Daily Telegraph generó un elevado número de protestas por parte de sus periodistas. En este caso, el periódico instaló un sensor desarrollado por la empresa OccupEye que registraba el calor del cuerpo, permitiendo que la dirección conociese cuándo los empleados estaban ante su ordenador, y la frecuencia con que los periodistas se levantaban y se movían. Los sensores tuvieron que ser eliminados después que el Sindicato Nacional de Periodistas, SNP, también se sumara a las protestas.
Indudablemente habría que tener en cuenta los problemas relacionados con la privacidad del trabajador. ¿De verdad esos datos registrados son anónimos y solamente se utilizarán para lo que se indica? Es imprescindible tener en cuenta los aspectos legales al respecto. No hay regulación clara en la mayoría de los países para que los tribunales puedan determinar si se violan o no los derechos del trabajador. En Reino Unido existe la obligación de avisar al empleado si va a ser monitoreado, teniendo que comunicarle no solo que va a ser observado sino para qué. En Estados Unidos solamente se tiene que pedir permiso al trabajador si sus datos personales van a ser utilizados o divulgados.
Desde luego, para que lograr que siga habiendo una adecuada relación entre empresa y trabajador, será necesario que se consiga un equilibrio entre ambos aspectos.
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Especialista en optimización y control industrial. Profesor del área de Mantenimiento y Producción en SEAS, Estudios Superiores Abiertos, centro de formación online del Grupo San Valero.