Veinticinco años han transcurrido desde que el ingeniero Peter Senge revolucionó la Teoría de Sistemas con su aclamado libro “La quinta disciplina”. En él, Senge plantea el reto de “ver los árboles sin dejar de ver el bosque”, esto es, elevar nuestros razonamientos a un nivel lógico superior que nos permita ubicarnos sobre los hechos y observarlos objetivamente.
Dada la vigencia de todos sus argumentos, procede refrescar los fundamentales, y tenerlos en cuenta a modo de recomendable brújula en el turbulento escenario actual:
- Principio de la palanca: Los cambios pequeños pueden producir resultados grandes, pero las zonas de mayor apalancamiento a menudo son las menos obvias. Como apunta textualmente el propio Senge: “Algunos denominan al pensamiento sistémico la “nueva ciencia del desconsuelo”, pues enseña que las soluciones más obvias no funcionan. En el mejor de los casos, introducen mejoras de corto plazo que luego empeoran la situación. Pero esta moneda tiene otra cara. El pensamiento sistémico también enseña que los actos pequeños y bien focalizados a veces producen mejoras significativas y duraderas, si se realizan en el sitio apropiado. Los pensadores sistémicos lo denominan “principio de la palanca”. Afrontar un problema dificultoso a menudo requiere ver dónde se encuentra el punto de apalancamiento, un cambio que con mínimo esfuerzo llevaría a una mejora significativa y duradera”. Además, las “soluciones” que simplemente desplazan los problemas a otra parte de un sistema, a menudo pasan inadvertidas, porque quienes “resolvieron” el primer problema nos son quienes heredan el nuevo…
- ¡Cuídese de las soluciones fáciles y rápidas! La mayoría de la gente prefiere intervenir en un sistema, en el nivel de las normas, de la estructura física, los procesos laborales, la circulación de material e información, los sistemas de remuneraciones y los mecanismos de control, donde los elementos son más visibles y se requiere menos destreza para manipularlos. Pero el mayor potencial para el cambio se encuentra en los elementos intangibles, como las actitudes y creencias de la gente. Cuando les preguntan cómo se ganan la vida, las personas describen las tareas que realizan todos los días, no el propósito de la empresa de la que forman parte. La mayoría se ven dentro de un sistema sobre el que no ejercen ninguna influencia. “Hacen su trabajo”, cumplen con su horario y tratan de apañárselas ante esas fuerzas que están fuera de su control. En consecuencia, ven sus responsabilidades como limitadas por el puesto que ocupan, lo que supone una enorme pérdida de talento. Buena parte de los modernos postulados sobre inteligencia colectiva se basan en estas reflexiones sistémicas.
- Pese a que vivimos en un mundo de constantes, y vertiginosos, cambios (tecnológicos, sociales,..) conviene no perder de vista que las amenazas de mayor calado a las que nos enfrentamos avanzan a ritmo lento…pero seguro “Nuestra fijación en los hechos forma parte de nuestro programa evolutivo. En el diseño de un cavernícola destinado a la supervivencia, lo importante era la aptitud para ver a tiempo al tigre diente de sable y reaccionar con rapidez. La ironía es que hoy, las principales amenazas para nuestra supervivencia, de nuestras organizaciones y nuestras sociedades, no vienen de hechos repentinos sino de procesos lentos y graduales: el deterioro medioambiental, la erosión del sistema público de educación, el deterioro en la calidad de nuestros productos frente a los competidores,…”
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