Estamos en época de exámenes y desde el blog de SEAS queremos desearos suerte y queremos ofreceros algunos consejos que pueden mejorar vuestros resultados.
Para demostrar todo aquello que habéis aprendido durante el curso, y en vuestras horas de estudio, es necesario saber qué debéis hacer y qué no debéis hacer en un examen. Es importante que consigáis que el examinador (el profesor que corregirá vuestro examen) tenga una buena impresión inicial de vuestro examen, es decir, que a golpe de vista “parezca” realmente bueno, así como incluir contenidos adecuados.
Un buen examen reúne estas tres condiciones:
- Limpieza y orden
- Redacción correcta
- Rigor
Limpieza y orden
Por obvio que parezca, una imagen vale más que mil palabras. Cuando cualquiera de nosotros, los profesores, nos enfrentamos a un examen con una letra “farragosa”, lleno de tachones, sin márgenes y desordenado, lo primero que pensamos es “¡UF!”, sobre todo si llevamos horas corrigiendo.
Es posible que un examen con “mala imagen” esconda un buen contenido, pero ¿por qué insistimos en la limpieza y el orden? Muy sencillo, es preferible que pongas diez ideas claras y legibles a cuarenta confusas, ilegibles y erróneas.
Escribe con claridad. Tu letra puede ser “mala” pero seguro que puedes hacerla legible. De nada sirve que sepas mucho de la materia si tan sólo se pueden entender dos párrafos de todo lo que has escrito.
Piensa antes de escribir. Evitarás errores y tachones innecesarios, así como organizarás mejor los contenidos.
Tacha correctamente. En muchos casos es inevitable tachar algo erróneo, no te “ensañes” con tus errores hasta ensuciar o perforar la hoja, tacha tu error con una línea y no se tendrá en cuenta en la corrección.
Deja márgenes. Entre líneas, entre párrafos, en los laterales del folio. Esto dará una mayor sensación de limpieza y, aunque no lo creas, tus contestaciones aparentarán más extensas. Por último, si se te ha olvidado algo revisando tu examen podrás incluirlo empleando alguno de ellos.
Para que un examen sea ordenado:
- Enumera las preguntas. No es necesario que incluyas el enunciado de cada pregunta que respondas, pero sí es importante que indiques qué estás contestando. Además también nos permitirá saber dónde empieza la respuesta y dónde termina.
- Valora el orden lógico de la respuesta. Por eso es importante que pienses antes de escribir. Si la respuesta es relativamente larga haz un esquema en una hoja en sucio para no olvidarte de nada.
Destaca lo mejor. Subraya, recuadra o rodea ideas, fórmulas, resultados o elementos clave para resaltar su relevancia.
Redacción correcta
Exprésate de forma correcta, construye frases de forma correcta, puntúa adecuadamente (emplea los puntos y las comas en su lugar, no escribas frases interminables). Parece algo básico, pero estamos acostumbrados a emplear expresiones y abreviaturas (por ejemplo, con el uso del móvil) que luego, lamentablemente, aparecen en los exámenes. Un examen no es una conversación con un amigo por whatsapp.
Por favor, presta especial atención a la ortografía. Muchas de las asignaturas que impartimos son técnicas, pero eso no nos exime de escribir correctamente. Si dudas de cómo se escribe una palabra, emplea un sinónimo antes de cometer el error de escribirla de forma incorrecta.
Rigor, contenido adecuado
A pesar de insistir de la importancia de una buena imagen en un examen, también es necesario que tenga un contenido adecuado. En los exámenes hay que cuidar la estética y la expresión pero a lo que realmente tenéis que dedicaros es a responder lo que se os pregunta.
Para ello te recomendamos que:
- No des nada por supuesto. Aunque los profesores sabemos la respuesta correcta de lo que se os está preguntando, es necesario que expliques adecuadamente tus afirmaciones.
- Evita expresiones ambiguas. Vuelvo a repetir que es mejor que incluyas diez afirmaciones correctas que cuarenta confusas.
- Procura ser coherente con tu explicación. En ocasiones escribís una cosa en un párrafo y en el siguiente os contradecís. Para evitar esto es importante que tener los conceptos claros.
- Explica los pasos que hayas dado en problemas de cálculo numérico. Es volver al principio, no des nada por supuesto. De esta manera si te equivocas en alguna operación, el profesor podrá valorar dónde has cometido el error y poder puntuar algo por el correcto planteamiento.
- Destaca con claridad las soluciones o ideas clave
- Evita errores garrafales. Es preferible que omitas algo que no sabes con seguridad a que te atrevas a inventártelo y eches por tierra todo lo que hayas hecho anteriormente.
Por nuestra parte esto es todo. Esperamos que estos consejos os resulten útiles ¡Ánimo y suerte!
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