La música siempre ha estado presente en la práctica del deporte, quién no relaciona hoy en día cualquier tema musical top ten con la práctica de ejercicio físico, running, spinning o cualquier actividad aeróbica, todos recordamos al famoso Rocky Balboa entrenando a ritmo del mítico tema “eye of the tiger”.
La música supone un importante elemento estimulador de las ondas alfa de nuestro cerebro, relacionadas con la tranquilidad y relajación, esto permite al deportista una mayor concentración en el ejercicio que está realizando, desviando la atención del esfuerzo y minimizando la sensación de fatiga.
Ponerse en forma a ritmo de nuestros temas favoritos ayuda a adquirir un hábito saludable. Realizando una adecuada selección musical sincronizamos los movimientos al ritmo de la música, llegando a incrementar la intensidad y resistencia.
Hay que tener en cuenta que la música es un factor importante en la motivación del deportista, ayudando a focalizar la meta, favoreciendo el rendimiento físico e incluso su estado de ánimo en procesos de recuperación de lesiones. Trabajando en equipo, la música fortalece el sentimiento de pertenencia al grupo.
El doctor Kostas Karageorgis en su libro “Dentro de la psicología del deporte”, comenta que los deportistas medios normalmente alcanzan un estado cómodo en su entrenamiento debido a que el ritmo de la música hace del ejercicio físico una actividad placentera, minimizando las señales que nos envía el cuerpo cuando sale de su zona de confort y empieza a llegar al límite.
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