¿Nos pueden espiar desde nuestra Smart TV?

Hace unos meses, Heraldo de Aragón publicaba un artículo sobre las Claves de la seguridad en la red (edición impresa aquí) en el cuál tuve la oportunidad de colaborar como coordinador docente del Máster en Gestión Integral de Seguridad, Sistemas y Redes Informáticas de SEAS, Estudios Superiores Abiertos.

En dicho artículo hablamos de amenazas en la red y dimos algunos sencillos consejos sobre la seguridad en internet, con el fin de realizar un uso seguro y responsable de nuestros ordenadores, tablets, dispositivos móviles etc.

Pues bien, muy posiblemente nos olvidamos de hablar sobre otro de los fenómenos tecnológicos de la actualidad, las Smart TV.

Antes de nada sería bueno recordar que las Smart TV o “televisiones inteligentes”, a grandes rasgos, describen la integración de Internet y de las características Web 2.0 a la televisión digital. Por ello podríamos decir que una Smart TV conectada a internet, se asemeja más a nuestros ordenadores que a nuestras teles antiguas convencionales. En España se estima que hay unas 10 millones de estas televisiones.

Partimos de la base, de que una Smart TV está preparada para conocer los gustos del usuario y por tanto extraer y utilizar datos y preferencias de los mismos. Este hecho se ve reflejado fácilmente en los anuncios que podemos recibir, los cuales pueden estar directamente vinculados a programas que hayamos podido ver en nuestra tele (publicidad personalizada), esto pasa habitualmente cuando navegamos por internet, sin ir más lejos Gmail también lo hace. Hasta ahí diríamos que todo está dentro de la legalidad, pero es importante que seamos conscientes de ello.

El problema radica cuando se traspasa este límite. Un ejemplo lo tenemos en un consultor informático inglés, Jason Huntley, quien detecto que su Smart TV enviaba información de los videos privados que había visionado en los que aparecía su familia (aún con la opción de compartir datos desconectada).

Los fabricantes reconocieron un error en el sistema aunque negaron que la información fuera personal. Lo cierto es que aunque no fuera éste su objetivo, este hecho podría abrir la puerta del “espionaje masivo”, puesto que con el nombre de un archivo y el ID de la televisión, un fabricante accediendo a la factura de compra de ese dispositivo concreto podría saber quién ha visto qué.

Por otro lado, deberíamos tener claro que este tipo de televisiones al estar conectadas a internet, pueden correr los mismos riesgos y amenazas que nuestros ordenadores, aunque quizás con propósitos diferentes. Habría que preguntarse: Si se puede hackear un ordenador ¿por qué no va a poderse hackear una Smart TV? Más aún cuando generalmente estas teles no tienen los controles necesarios para evitar el espionaje, ni antivirus, algo ya habitual en nuestros ordenadores.

En relación a esto, recientemente se realizaron tests de penetración en estos dispositivos a petición de un fabricante de televisores. Expertos informáticos no sólo consiguieron ver lo que el usuario estaba visualizando, si no que llegaron a instalar software de espionaje que les permitió observar a los usuarios a través de sus webcams, que integran muchos modelos, sin que se activase la luz de encendido. De esta manera, mediante una cámara se podría llegar al extremo de reconocer quien está viendo la tele y sugerirle contenidos que le puedan gustar.

Yo de momento, cuando no la esté usando, seguiré tapando la cámara de mi portátil y de mi iMac puesto que la llevan integrada y cuando adquiera una Smart TV también la taparé.

No se trata de ser alarmista, ni mucho menos, pero al igual que todo el mundo tomamos precauciones en cuanto a la seguridad vial, hay que ser consciente de que internet también conlleva sus riesgos y de que debemos de tomar medidas para minimizarlos.

José María Megino Barquinero

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