En ocasiones hay alumnos que comentan la dificultad de aprender los numerosos nombres que se usan en el mundillo de la organización industrial y el Lean Manufacturing. Tienen conceptos, como Kaizen o Poka-Yoke, muy integrados en su día a día, no solamente en lo académico sino en lo laboral. Sin embargo, cuando comenzamos a hablar de Seiri, Seiton, Seiso, Nemawashi, Jishuken, Soifuko, etc. la cosa cambia. Dentro del mundo del Lean y la mejora continua se manejan muchísimos términos japoneses. No en vano, el origen está ahí, en esa nueva forma que idearon de trabajar en la industria y que tan extendida está por todo el mundo.
Curiosamente, cuando se trata de anglicismos o de simplemente acrónimos (palabras formadas por las letras iniciales de un conjunto de palabras), en ambos casos muy numerosos también en la jerga de fábrica, parece que se asume muy bien. ¿Por qué, si proceden del japonés, ofrecen mayor dificultad?
Porque quizás pueda parecer que es algo extraño, y, sin embargo, el uso de palabras japonesas, dentro de nuestro día a día, están muy presentes:
A mis amigos les encanta comer sushi y lo toman en un restaurante que tiene un tatami
A mi madre le recomendaron hacer sudokus para tener en activo el cerebro.
A veces vemos por televisión unos luchadores muy voluminosos que practican sumo
Un kimono se ha convertido en una prenda de lo más normal y no solo de uso para personas que practican artes marciales.
Todo el mundo asocia la película Kill Bill con un chándal amarillo y una katana y recuerda el éxito cinematográfico donde se contaba la tragedia que vivieron las víctimas de un sunami hace unos años.
En las noticias, lamentablemente, a veces nos hablan de terroristas Kamikazes que han fallecido al hacer explosionar un artefacto o de otros que como protesta se queman a lo bonzo.
Quizás te guste el manga y el anime y disfrutes de ellos en tu tiempo libre.
Hay quien ya no duerme en una cama sino en un futón.
Y seguramente hemos visto películas donde aparecen geishas y algún samurai que se hace el harakiri después de haberse tomado un poco de sake. Es muy probable que a veces nos tomemos un montadito de surimi o que si estamos de fiesta vayamos a divertirnos a un karaoke. Podemos ir a ver una obra de teatro Kabuki y en nuestra casa cultivar un pequeño bonsai.
Pero hay mucho más: películas de ninjas luciendo habilidades de judo y aikido, deportistas que hacen katas en las exhibiciones de karate, un amigo que nos dice que vive más tranquilo y se siente mucho más zen, niños que juegan con un Pokemon o un tamagochi, verduras preparadas a la tempura, …
Como podemos ver, podríamos cambiar la expresión “¿Cuánto japonés sabes?” por la de “¡Cuánto japones sabes!”, por que así es. En poco tiempo, todo ese vocabulario específico industrial también estará perfectamente integrado en nuestro día a día.
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Especialista en optimización y control industrial. Profesor del área de Mantenimiento y Producción en SEAS, Estudios Superiores Abiertos, centro de formación online del Grupo San Valero.