Seguro que, en algún momento de nuestro día a día, ojalá lo menos posible, hemos sentido presiones y exigencias que nos han incomodado, inquietado e incluso que nos han producido algo de angustia. Hans Seyle introdujo el término de estrés en los años 70 para definir ese estado y, por desgracia, es un concepto muy presente en nuestro día a día.
También en el mundo del trabajo se habla de la existencia del llamado estrés laboral. Según estudios de la EU-OSHA, es el segundo problema de salud en relación con el trabajo. Más de la mitad de los trabajadores aprecian que sienten estrés en el desempeño de su trabajo. Sobrecarga de tareas, largas jornadas, intimidación que sienten a consecuencia del comportamiento de compañeros y jefes, … se convierten en respuestas habituales de cualquier encuesta que se hace en centros de trabajo.
La “experiencia” que se vive como consecuencia del estrés solemos considerarla negativa. Sin embargo, Seyle hizo distinción entre dos tipos de estrés, uno más sano que el otro.
Existen dos tipos de estrés
Por un lado, tenemos el eustrés. Ante una situación considerada como desafío, unida a un deseo de logro, aparece una sensación de equilibrio entre demanda y recursos para afrontarlo, y fruto de todo ello, vivimos una sensación de bienestar, que aumenta conforme sentimos que nos acercamos al éxito.
Sin embargo, si la situación a la que nos vamos a enfrentar se percibe como amenaza sin que se haga presente ese deseo de logro, nos encontramos con la versión negativa del estrés, al que Seyle denominó distrés.
El principal problema no reside en que en algún momento sintamos estrés. Es normal que ante una situación no esperada que rompa la estabilidad de nuestro estado, respondamos en primer lugar con un aumento de frecuencia cardiaca, de presión arterial, algo de sudoración, … Se produce una concentración de energía en nuestro cerebro, corazón y musculatura, Tras este primer momento de alarma, afrontamos y nos adaptamos al cambio, y regresamos a ese estado estable inicial. Sin embargo, la situación se puede volver peligrosa para nuestra salud si todo este proceso se vuelve crónico.
Combatir el estrés
Los expertos recomiendan actividades tales como practicar técnicas de relajación, trabajar para mejorar nuestras habilidades sociales, y evitar factores estresantes. Una dieta equilibrada, hacer ejercicio, descansar y dormir en la cantidad que necesite nuestro organismo y evitar el consumo de sustancias estimulantes (café, alcohol,,,,,) también nos ayudara en gran manera a luchar contra el estrés.
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Especialista en optimización y control industrial. Profesor del área de Mantenimiento y Producción en SEAS, Estudios Superiores Abiertos, centro de formación online del Grupo San Valero.
jose m. Alcala
26 abril, 2022 at 2:50 pmPara mi el estrés es una falta de autoconocimiento personal que nos enseñaría hacia una mejora de aprendizaje laboral
Deberían estar en manos de jente con ciertos conocimientos crear y realizar las situaciones laborables de los empleados